Con la vuelta del verano, comienza uno de los momentos más especiales para los amantes del vino: la vendimia artesanal. Los campos de vides empiezan a presentar el colorido que indica que ese momento para el que se preparan todo el año, la vendimia, está a punto de llegar. Una recogida que puede realizarse de muchas maneras pero que para Bodegas Carlos Serres solo tiene un método: la recogida artesanal de la uva.
Un proceso que honra los orígenes y las raíces de la tradición del vino, y que no es solo cuestión de herencia sino, también, de sabor del vino. Porque lejos de lo que puede parecer a simple vista, la vendimia artesanal influye en el resultado final de esos caldos que disfrutamos por sus matices y aromas.
De ahí que la vendimia artesanal sea uno de los momentos más comprometidos del año. Una época que se vive con alegría y que supone, históricamente, motivo de numerosas fiestas a lo largo y ancho de nuestra geografía. Una celebración que supone recompensa a la dura labor de todo un año y recompensa por el trabajo.
¿Cuándo se recoge la uva en España? La vendimia artesanal
No existe un momento exacto pero sí una época del año. Septiembre es el mes por excelencia en el que los campos de viñedos de España comienzan a vivir esa actividad frenética que supone aprovechar al máximo la cosecha. El instante en el que comienza a revisarse el estado de los racimos y a medirse el grado de azúcar presente en ellos con la ayuda de un refractómetro. Una ayuda no solo para conocer en qué momento se encuentra nuestro cultivo sino, también, un auténtico aliado que pauta el momento en el que se comenzará con la recogida de la uva artesanal.
Tengamos en cuenta que es el grado de azúcar el que determinará la graduación alcohólica de nuestro vino. De ahí que para el enólogo de cualquier bodega sea importante controlar con exactitud el momento en el que se encuentran las uvas, ya que será vital para no alterar el sabor de un determinado vino o su equilibrio.
Lo que sí es un hecho es que, desde los primeros días de septiembre hasta pisar incluso la mitad del mes de octubre, España vive de Norte a Sur ese momento tan esperado de la vendimia artesanal. Un mes que no se ha elegido de manera aleatoria sino que responde al ciclo vital de las vides. Gracias al calor de los meses de verano, la uva ha ganado el azúcar necesario para compensar su acidez. Dado que este momento depende de las condiciones climatológicas de cada verano, las fechas de vendimia no son las mismas en toda España sino que dependen directamente de la exposición solar del verano y la situación de la uva.
Incidencia del proceso artesanal en el sabor del vino
Más allá de tradiciones, la vendimia artesanal también tiene sus claros efectos en el sabor del vino. Para empezar, el hecho de que la recogida sea manual permite escoger con sumo cuidado aquellos racimos que ya han alcanzado la maduración óptima según cada tipo de vino. Algo que permite con esta primera selección de frutos garantizar el éxito de toda la vinificación posterior.
Añadido, gracias a la recogida artesanal de la uva, es posible controlar todavía más que el producto que llega a las mesas de selección de la bodega sea el idóneo. A largo plazo, porque facilita el correcto mantenimiento de las vides (la corta de los racimos maduros se realiza con tijeras de mano, evitando siempre dañar la cepa). Y, a corto plazo, por el mimo con el que se trata cada racimo.
Y decimos mimo porque es ese el trato que reciben las uvas durante la vendimia artesanal, tanto en el momento del cortado como en otro de los momentos más comprometidos del proceso: su transporte. Parte de la vendimia artesanal consiste en preservar al máximo el estado de cada racimo de uvas. Algo para lo que se emplean cestas de poca capacidad y apilables. Esta elección, incluso, incide en el sabor del vino: gracias a que son pocos los racimos presentes en cada cesta, es posible evitar que la uva se aplaste y se rompa. Algo que no solo estropea el producto sino que, incluso, puede llegar a estropear el proceso de elaboración del vino: esas roturas y pérdidas de jugos provocan una fermentación descontrolada. Algo que se ha de evitar para garantizar que nuestro vino sea el que deseamos.
Por último, es gracias a la recogida artesanal de la uva como podemos garantizar que los racimos no solo llegan completos a las mesas de selección de la bodega sino, también, que lo hagan libres de hojas o cualquier otra impureza que altere el sabor del vino.