Carlos Serres

¿Son fiables las calificaciones de las añadas para elegir un vino?

Con la llegada de cada cosecha, llega uno de los momentos cruciales para cualquier bodega: las calificaciones de añadas. Una prueba de fuego que, año tras año, evalúa la calidad del vino de cada región en base a unas señas de identidad y a los sabores de su producción.

Lejos de ser únicamente una herramienta clave para cada Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen, lo cierto es que esta clasificación es también una aliada para el consumidor: nada como guiarse por las calificaciones de añadas para elegir un vino. Una garantía se calidad que servirá, fundamentalmente, para orientarnos en las bondades de un determinado caldo.

Sin embargo, cuando se habla de las calificaciones de añadas surge una pregunta: ¿cómo se establecen estas singulares puntuaciones que han marcado, desde hace décadas, el éxito o fracaso de un determinado vino?

¿SON LAS AÑADAS CALIFICADAS OBJETIVAMENTE?

Las calificaciones de añadas no dejan de ser una evaluación de las cosechas del año en las que se valora, también, el carácter de un determinado vino. Y no cabe duda de que, más allá de las características propias de cada tierra que le dan su personalidad a un vino, las condiciones meteorológicas del año y su incidencia sobre la uva son claves a la hora de establecer esa singular nota que incide incluso en el precio de un vino en el mercado.

Además del clima, cada Consejo Regulador (que es el responsable de establecer las calificaciones de añadas) tiene en cuenta la calidad de la uva según el clima en el que se encuentre, y factores tan poco singulares como la existencia de plagas o enfermedades que puedan aquejar a una determinada zona vitivinícola a lo largo del año. A esta consideración, se le suman pruebas de laboratorio que se completan con sesiones de cata grupales (en las que se evalúan los diferentes vinos de la región para establecer una puntuación global de los caldos de ese año). Una forma ideal de establecer una media genérica de una determinada zona y de un año concreto.

Calificaciones de las añadas de vino

Sin embargo, y más allá de la metodología, conocido el cómo cabe preguntarse si las calificaciones de las añadas son realmente fiables. Una duda que surge, fundamentalmente, dado que son los propios Consejos Reguladores quienes ponen esta nota que marca la pauta del año. Un factor que se suma al hecho de que, en los últimos años, estas valoraciones parecen haberse establecido de manera regular entre el «muy bueno» y el «excelente».

Planteada esta duda, nada como conocer la respuesta: y sí, efectivamente las calificaciones de las añadas continúan siendo un valor fiable a la hora de conocer más de la cosecha de un año.

Si bien hace décadas la calificación de las añadas representaba resultados de lo más variado, lo cierto es que en los últimos años la estabilidad de puntuaciones responde a los avances en conocimiento y metodología que se han aplicado al cultivo del viñedo. Unos adelantos que minimizan el impacto del clima y permiten poner en valor en cada caldo los sabores del terruño, el carácter propio de las uvas que conforman un vino o, incluso, la destreza de un determinado enólogo.

Estos factores cobran ejemplo en los vinos de Carlos Serres. Más allá del trabajo que se realiza con la viña, uno de los grandes avales de la calidad de sus vinos radica en que el cultivo se realiza de manera plena en una misma finca (nuestra emblemática Finca El Estanque). Una cuna para nuestros caldos en la que, gracias a una concienzuda labor con los distintos tipos de vides, se ha logrado que la calidad de nuestros vinos no haga más que respaldar esas calificaciones de las añadas de Rioja de la región.

Un granito de arena para que, año tras año, las calificaciones de añadas de Rioja obtengan la valoración que ha convertido a esta Denominación en uno de los emblemas del vino de España.