Carlos Serres

Vino blanco para pescado, vino tinto para carne

Ha sido uno de los mitos clásicos del mundo del vino y, durante muchos años, tenía carácter (casi) de máxima: el vino blanco es para pescados, el vino tinto para carnes. Una pseudo «verdad universal» en el mundo del vino que, con los años, ha ido cayendo en desuso hasta quedarse, prácticamente, arrinconado en la prehistoria más reciente.

Lejos de ser una verdad insalvable, el vino blanco o el vino tinto no son (por imposición) únicamente para acompañar un determinado alimento. Algo en lo que han hecho especial hincapié en las últimas décadas los enólogos y sumilleres, para quienes el maridaje de vinos va mucho más allá de esta simplificación de antaño.

Y es que la enorme riqueza y variedad de los vinos actuales (en los que confluyen distintos tipos de uvas y el consiguiente trabajo realizado por las bodegas para ello) abren un enorme abanico de posibilidades de emparejamiento entre alimentos y vino que rompe por completo con esa sentencia que ha marcado durante tanto tiempo el maridaje.

Pero ¿qué vinos son, entonces, los ideales para cada tipo de comida? Descubramos distintos matices orientativos para elegir correctamente el vino más adecuado para cada plato.

EL ARTE DE COMBINAR UN DETERMINADO PLATO CON EL VINO QUE LE DÉ MEJOR RESULTADO GUSTATIVO

Aunque está claro que son los expertos en la materia quienes mejor pueden recomendarnos, de manera aficionada también podemos contar con algunas ayudas para que esa suma entre vino y comida sea satisfactoria.

vino blanco y vino tinto

Al igual que sucede en la gastronomía, hay una norma básica que lejos de ser accesoria es clave: el maridaje por color. Una guía que, aunque pueda parecer poco ortodoxa, supone un apoyo fantástico para escoger correctamente un vino. Así, los vinos blancos serán ideales para carnes blancas (esto incluye los pescados pero, también, el pollo) mientras que los tintos combinarán mejor con carnes en las mismas tonalidades (una buena razón por la que, por ejemplo, los vinos con más tiempo de envejecimiento en barrica son ideales para las carnes de caza, más rotundas de color).

Sin embargo, y aunque esta pauta es un fantástico orientador, es cierto que podemos ir un paso más allá con otro patrón que se complementa. Más allá de los colores, algo que hemos de tener muy claro a la hora de elegir un vino blanco o tinto, es que sea como sea el caldo éste debe respetar los sabores propios del plato. Una forma lógica de no crear desequilibrios en nuestros maridajes, y que tendremos que fundamentar en el conocimiento del producto.

Así, a un pescado de sabor delicado (como puede ser la merluza o el lenguado) no podremos acompañarlo jamás de un vino tinto (que hará desaparecer los matices del pescado). Sin embargo, si hablamos de un plato de salmón o atún (pescados más grasos y de sabores contundentes) no encontrarán la compañía necesaria en un vino blanco sino que necesitarán de un vino más contundente.

vino blanco pescado
Pero, incluso más allá de esta norma, podemos ir un paso más allá. Porque ¿cuál sería el alimento en el que tenemos que centrarnos en un maridaje para elegir un vino blanco o un vino tinto? Una duda que surge, por ejemplo, cuando encontramos carnes incluso de pescado guisadas con otros alimentos de mayor intensidad (como pueden ser, por ejemplo, los tradicionales guisos riojanosen los que pimientos son protagonistas). Ante estas circunstancias y aunque en el plato podamos encontrar un pescado, elegir un vino tinto nos ayudará a acompañar en contundencia los sabores propios de la comida.

Pero no nos equivoquemos. Esta elección, lejos de hacerse de manera universal, se ha de hacer de la única manera realmente útil: probando el resultado de matices entre el vino que hayamos seleccionado y los propios de cada receta.

La única guía real, más allá de los consejos, de encontrar ese equilibrio tan deseado para que el tándem entre vino y gastronomía sea lo esperado: una experiencia para los sentidos.

1 comentario en “Vino blanco para pescado, vino tinto para carne”

  1. Muy de acuerdo contigo, hasta hace no mucho parece que con pescado eran obligatorios los blancos, con carne los tintos y los moscateles o generosos más con los postres, menos mal que esto ya se ha desterrado porque al foie le va muy bien el moscatel, a algunas carnes blancas los blancos con crianza y a algunos pescados como el salmón que nombras maridan muy bien con tintos contundentes

    Muy buen post, gracias por compartirlo

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