La ciudad de Haro no sólo es rica en bodegas, vino tinto, tempranillo o Gran Reserva. Esta localidad, la más grande de La Rioja Alta, cuenta además con un importante patrimonio urbanístico y arquitectónico digno de visitar como la ruta de los palacios de Haro.
Una riqueza que es posible encontrar a lo largo de sus calles y de su centro histórico y que sorprenderá al visitante con la sensación de haber emprendido un viaje de lo más completo. De esos que dejan el estómago y el alma plena.
La gastronomía y los caldos propios de esta zona atraen a un tipo de turismo que, al llegar, se ve atrapado con las otras muchas cosas que encuentra en Haro. Entre ellas, un conjunto histórico artístico en el que, sobre todo, destaca la obra civil.
Una auténtica invitación a descubrir la belleza y la historia de la ciudad.
UNA MUESTRA DE TIEMPOS DE PUJANZA
Sobresale la cantidad de palacios señoriales que alberga Haro en sus calles. Símbolo y muestra de la bonanza económica que la ciudad vivió desde el siglo XVIII. Unos palacios que evidencian su importancia a través de una notable mezcla de estilos en fachadas e interiores.
Barrocos, neoclásicos, renacentistas… Una evolución decorativa y de estilos que, a través de su ornamentación, transportan al viajero a una época en la que el poder de alguna de las familias de la región quedaba patente en la decoración de las viviendas que habitaba.
Una herencia, en ocasiones sobria y otras mucho más recargada, que ha perdurado hasta nuestros días y que es posible conocer, de forma gratuita, a través de las visitas guiadas que ofrece la Oficina Municipal de Turismo.
UN PASEO ENTRE NUMEROSOS PALACIOS
El elevado número de palacios señoriales de Haro despierta un curioso sentimiento de avaricia por conocerlos todos. Sin embargo, y a pesar de que la lista es mucho más extensa, hay algunos que suponen una visita obligatoria por su valor histórico o, simplemente, por su majestuosa belleza arquitectónica.
Palacio de los Condes de Haro
Situado en Plaza de la Iglesia, este palacio de planta renacentista y adornos barrocos data del siglo XVII. Actualmente es sede de una escuela taller de cantería.
Palacio de Tejada
Destaca por un estilo rococó presente en sus tres plantas y que se mantiene en muy buenas condiciones desde que se construyó en el siglo XVIII.
Palacio de los Salazar
Construido en piedra de sillería en el siglo XVIII, este palacete muestra la transición de la riqueza del plateresco a la sobriedad del estilo herreriano.
Palacio Paternina
Erigido en estilo plateresco en el siglo XVI, el principal encanto de este palacio radica en ese aspecto medieval que le otorgan sus cariátides y sus garitones volados. Pero sobre todo su galería mudéjar con estrellas y flores entrelazadas, algo único en La Rioja.
El Palacio de Bezaras (actualmente convertido en una sucursal de Caja Rioja y centro cultural), el de los Condestables (del que queda algún contrafuerte) o el de la Plaza de la Cruz (de decoración mixtilínea) se convierten para el turista en complemento perfecto de su visita.
Algo menos destacados, sí, pero que no pueden menos que enamorar al que los contempla.
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