Hace apenas unos días, llegó el momento de decirle adiós al verano. Una despedida que, para muchos nostálgicos del buen tiempo, supone un pellizco de tristeza. Las hojas de los árboles no tardarán en caer y, poco a poco, nos iremos adentrando en los días breves de invierno. Esos en los que la falta de luz nos obliga a disfrutar del tiempo resguardándonos del frío. Esos meses en los que, a pesar de las apariencias, todo está a nuestra disposición para que nos entreguemos al disfrute de placeres como el vino. Esos mismos meses que los amantes de los caldos esperan con ansia.
Y es que el otoño es la estación propicia para el vino. Para empezar, porque es ahora cuando los colores del viñedo comienzan a formar ese singular espectáculo tan singular propio del otoño. Una demostración de hasta qué punto la naturaleza es el más perfecto de los artistas. Pero no solo eso. Además de esto, el otoño también es momento de vendimia en muchos lugares de España. De ir y venir en los viñedos, convirtiendo la recolección de la uva en ese primer paso previo a transformarla en un reflejo de la personalidad de la tierra.
Y si estos aspectos fueran poco atractivo, cabe sumarle otro más. El otoño es una de las estaciones más gastronómicas del año. Un momento en el que volver a saborear delicias de la tierra como la calabaza o las setas, o de disfrutar de la contundencia propia de las carnes de caza. Alimentos que saben todavía mejor si los acompañamos de un bueno vino.
Pensando en entregarse a estos placeres, hoy queremos hacer una recomendación de vinos para saborear todavía más el otoño.
Carlos Serres Reserva
Un vino perfecto para quienes quieran saborear el otoño a través de los sabores del solomillo, los platos de caza o los quesos contundentes. Compuesto por un 90% de Tempranillo y un 10% de Graciano, todas las uvas de Carlos Serres Reserva son una selección de uvas procedentes de nuestra finca El Estanque. Más de 60 hectáreas de viñedo consagradas al vino, en una de las mejores localizaciones de Haro.
Carlos Serres Reserva no solo permanece 24 horas en barricas de roble francés y americano. Además cuenta con 12 meses de afinamiento en botella. Gracias a todo esto, hablamos de un vino tinto de color rojo picota con aromas de fruta negra madura, tofe y balsámicos. Fresco, sedoso en boca y con un final largo y persistente.
Carlos Serres Gran Reserva
El caldo ideal para carnes de caza, quesos curados y solomillos; pero, también, para carnes asadas y estofadas. Al igual que Carlos Serres Reserva, toda la uva de Carlos Serres Gran Reserva procede de la finca El Estanque. Este vino se caracteriza por un 85% de uva Tempranillo, 10% de Graciano y 5% de Mazuelo. Además de su mezcla de uva, su sabor es fruto de su permanencia durante 36 meses en barricas de roble francés y americano. Un tiempo al que se le suman 36 meses más de afinamiento en botella.
El resultado es un vino rojo rubí brillante con un característico ribete anaranjado, fruto de su larga crianza tanto en botella como en barrica. Además de los aromas complejos propios de la crianza, con presencia de fruta madura confitada y toques a vainilla y canela. Elegante en boca, de paso aterciopelado y final largo, fresco y persistente.
Onomástica Tinto Reserva
El mejor compañero para acompañar asados de cordero y cochinillo, además de todo tipo de guisos contundentes. Y no solo eso: nuestro Onomástica Tinto Reserva es el idóneo para maridar con chocolate. Un matrimonio bien avenido que radica, en parte, en las variedades con las que está elaborado: un 80% de Tempranillo, un 10% de Graciano y un 10% de Mazuelo. También tiene mucho que decir su crianza de 24 meses en barricas nuevas de roble francés y americano. El mismo periodo que, posteriormente, se afina en botella.
Un vino de color rojo picota intenso con un ribete granate. Destacan los aromas a fruta negra con notas de vainilla y chocolate negro sobre un fondo especiado y mineral. Carnoso y expresivo en boca, con un final largo y untuoso.
Tres vinos ideales para saborear el otoño plenamente. ¡Difícil elegir solo uno!