Carlos Serres

¿Por qué los vinos suelen tener fecha de caducidad?

Es una de las expresiones más típicas de nuestro refranero. «Mejora con los años, como el buen vino» es una de esas frases de uso común que valen tanto para un caldo como para cualquier otra cosa. Una alianza, la del vino y el tiempo, que define directamente el carácter de un vino. Sin embargo, y dado este tándem sin el que el vino no sería tal, existe una duda recurrente: por qué las botellas de vino no tienen fecha de caducidad. Algo curioso si tenemos en cuenta que cualquier alimento o bebida debe contar de manera obligatoria con esta referencia. Más todavía sabiendo que, de entre todos, tan solo los vinos naturales cuentan con una fecha de caducidad especificada.

A pesar de no aparecer explícitamente en ninguna etiqueta, lamentamos decir que sí. Que los vinos tienen un momento de caducidad que, forzosamente, hemos de conocer para disfrutarlo antes de que llegue. Y es que, por más que ese tiempo juegue a su favor, no nos confundamos: es necesario, pero en su justa medida. Por más que creamos que guardar durante tiempo y tiempo un vino hará que mejores, estamos confundidos. Lo cierto es que incluso un Gran Reserva tiene un tiempo máximo para estar en bodega.

Solo contemplando los tiempos propios de cada tipo de vino podremos disfrutarlo en su plenitud. La mejor garantía para saber que su perfil organoléptico es el propio de su personalidad.

Pero ¿por qué sucede esto? Vamos a descubrirlo.

EL EFECTO CONSERVANTE DEL VINO

Para empezar, es imprescindible recordar que el vino de un botella es un elemento vivo. Un líquido que, a pesar de mantener su equilibrio y características, se encuentra en constante evolución incluso dentro del vidrio. Y, precisamente, por ser un elemento vivo no es eterno; si bien es cierto que su composición cuenta con todo lo necesario para poder mantener su perfil organoléptico en el tiempo.

Consejos para enfriar el vino

Un caldo no deja de ser una cuidadosa mezcla de uva y de otros elementos surgidos y ganados durante el proceso de fermentación del vino. Taninos, sulfitos y alcoholes salvaguardan ese increíble equilibrio que se busca en una botella. Pero no solo eso: también esa amalgama de alquimia natural juega un papel clave en su conservación. Es gracias a ellos como el vino puede permanecer latente en apariencia dentro de la botella. Y es también gracias a ellos como, al descorchar una botella, podemos saborear en plenitud su contenido. A ellos les debemos la capacidad de conservación del vino a lo largo del tiempo.

A ellos y a saber cómo almacenar el vino correctamente. Porque no nos confundamos: de nada sirve que un enólogo haya diseñado con mimo un determinado caldo, y cuidado al milímetro su proceso de elaboración. Si en el periodo de guarda no cumplimos con las premisas de su almacenamiento, estaremos abriendo la puerta a que el vino se estropee. Desde cuidar el corcho para evitar la entrada de microorganismos a evitar la exposición solar para no desencadenar la oxidación: todo detalle es poco a la hora de preservar el vino.

¿CUÁNTO TIEMPO SE PUEDE GUARDAR UN VINO TINTO?

Al tratarse de una bebida en constante evolución, es importante no perder de vista los tiempos. Está claro que no se trata de una verdad escrita sobre piedra. Más bien, son orientaciones que nos ayudarán a garantizarnos un disfrute correcto de un determinado caldo. Y desechemos una idea: guardar un crianza durante años en bodega no significa que vaya a convertirse en un reserva. Es más: es más que probable que, para cuando queramos descorcharlo, esté estropeado.

Caducidad del vino tinto

Así, veamos los tiempos que se pueden guardar los distintos vinos tintos. Y, para ello, tendremos que guiarnos por un dato que sí encontraremos en su etiqueta: el año de su cosecha.

  • Vinos jóvenes: no más de un año de guarda. Si tenemos un vino que ha vivido un periodo de envejecimiento en barrica de algunos meses, podemos alargarlo algunos meses pero sin abusar del tiempo
  • Vinos crianza: entre cuatro y cinco años desde su cosecha
  • Vinos Reserva: entre ocho y diez años
  • Vinos Gran Reserva: máximo 20 años, si bien los 15 son el momento idóneo de descorchar

¿CUÁNTO TIEMPO SE PUEDE GUARDAR UN VINO BLANCO?

En el caso de los vinos blancos los tiempos cambian sustancialmente. Esto se debe a que su longevidad es más reducida: por sus características, tienen una vida menor que los vinos tintos. Sin embargo, también es cierto que en el mundo de los caldos blancos podemos encontrar algunos con una increíble capacidad de conservación. Hablamos de vinos con uva albariño, riesling o chardonnay.

Caducidad del vino blanco

La pauta general es consumir un vino blanco antes del año o año y medio después de su cosecha. Si estamos ante un vino blanco que ha pasado una crianza en barrica, podemos alargarlo hasta los dos o, incluso, tres años como máximo.