Si a cualquier amante del vino se le pregunta por países y regiones vitivinícolas de Europa, recitará de memoria un buen número de los referentes del Viejo Continente sin demasiada complicación. Lo mismo sucede si la pregunta se extrapola a países del mundo productores de vino. Y, curiosamente, a ninguno de esos amantes del vino se le ocurriría mencionar a China. Un inmenso gigante que ¡sorpresa! supone uno de los productores de vino con mayor expansión de los últimos años. Un dato ciertamente sorprendente que se traduce en unos números que no dejan indiferente a nadie: China crece un 10% en su producción anualmente.
Aunque pueda llamarnos la atención, lo cierto es que no es tan extraño que el gran gigante asiático ostente los datos de producción que maneja en la actualidad. Comprenderlo pasa por saber un dato: China es el quinto país del mundo que más vino consume. Un dato que respalda que, desde hace ya décadas, haya decidido invertir en su producción nacional de vino tanto para abastecer a su propia demanda como para exportar al resto del mundo. Y no hay más que ver sus números para comprender el peso que el vino chino tiene en el contexto internacional. Según datos de 2016, el país había superado los 11 millones de hectolitros de vino embotellados. Una cantidad que se queda a escasos dos de los realizados en el mismo año por Australia.
Tan sorprendente como exótico, lo cierto es que el vino chino comienza a tener un peso específico en el contexto internacional.
¿CUÁL ES EL ORIGEN DEL VINO CHINO?
Aunque pueda parecernos curiosa esta pasión china por el vino, lo cierto es que el país cuenta con una gran tradición a sus espaldas. Tanto que bien se puede decir que el peso del vino en China es muy similar al que tiene en Europa.

Empecemos rompiendo un pequeño mito que, a la vez, es simplemente sorprendente. Cuando hablamos de los orígenes del vino solemos pensar fundamentalmente en Grecia y, por extensión, en el Imperio Romano. Y es algo lógico, ya que tanto uno como otro han acaparado buena parte de la atención histórica. No cabe duda del peso que tenía el vino en la Antigua Roma, ni tampoco sobre el afán de este pueblo por llevar a los confines de su Imperio la cultura vitivinícola. Algo que, de alguna manera, se replicó en nuestras crónicas: no hay más que conocer la historia del vino en América para comprobarlo.
Pero, más allá de nuestra cultura más próxima, sorprende y mucho ver que la tradición del vino en China también tiene un gran recorrido. Aunque hay un buen número de referencias al consumo de la vid y sus beneficios en el siglo II a.C., es durante la dinastía Han cuando el vino comienza a cobrar un peso único. Y lo hace en una zona muy determinada: en la región de Xiyu, en la zona occidental del país. Sería tal el peso que adquiriría el vino que, súbitamente, se convertiría en casi una cuestión de estado. Tanto que se puso en marcha una campaña militar destinada, fundamentalmente, a conocer las técnicas de cultivo de la vid de los países vecinos. El objetivo: proveer a la familia imperial de vino.

Si bien fue durante años un producto de lujo reservado únicamente para las clases más altas, a partir del siglo VII D.C. el consumo del vino se popularizó. Sería gracias a la dinastía Tang como el vino pasaría a formar parte del pueblo chino con la misma connotación que se implantó en sus orígenes: como un licor delicioso destinado al placer del paladar.
Han pasado siglos desde aquella época pero, sin duda, el poso cultural del vino chino ha permanecido hasta hoy. Y es precisamente ahora cuando el gobierno chino está reforzando el consumo del vino frente a otros alcoholes destilados de mayor graduación y destilados, habitualmente, a partir del arroz. El motivo: tratar de fomentar la tradición de consumir bebidas con menor concentración alcohólica.
¿CÓMO ES LA PRODUCCIÓN DE VINO EN CHINA?
El empeño gubernamental por hacer del vino chino uno de los productos estrella de su economía no es solo una ocurrencia suya. En realidad, responde a una iniciativa conjunta con productores vitivinícolas internacionales que comenzó a desarrollarse en los años 70. Sería entonces cuando, gracias al proyecto de modernización de China, productores de vino extranjeros comenzarían a participar en la consolidación de una industria vitivinícola. Y el punto de partida no pudo ser más esclarecedor: comenzarían plantando variedades de uva europeas, y compartiendo técnicas de cultivo ligeramente adecuadas a las características chinas.
Fue tal el empuje de esta iniciativa que hoy, cuatro décadas después, basta con ver los números para hacernos una idea del peso que el vino chino tiene en el país. A día de hoy, China cuenta con la mayor extensión de hectáreas dedicadas al cultivo de la vid fuera de Europa. Si España representaba en 2017 el 13% del suelo cultivado de vid del mundo, China le pisa los talones con un 12%. Pero cuidado con estos porcentajes, porque hay un matiz importante. No todo el viñedo chino produce uva apta la vinificación.

La mayor parte de la producción de vino chino se da en el norte y este del territorio nacional. Y, a pesar del espectacular crecimiento de la producción anual china, hay un detalle importante que frena en gran medida la creación de vinos de calidad del país asiático. Y no, no es algo menor: la principal cortapisa del vino chino es el clima. Algo que afecta a las dos principales zonas productoras, pero de distinta manera.
Veamos los distintos escenarios y sus inconvenientes. Mientras el norte de China presenta como ventaja unos veranos cálidos y secos, su principal inconveniente es la súbita bajada de temperaturas que hacen aparición en los albores del otoño. Un motivo que encarece la mano de obra, que se ve forzada a enterrar las vides para que sobrevivan al invierno; y que, añadido, obliga en muchas ocasiones a recoger la uva incluso antes de su momento óptimo.
En el caso de la zona de producción del este de China, la problemática es distinta. Si bien el invierno es templado y la influencia del clima en el vino es benigna, su inconveniente son sus veranos cálidos y lluviosos. Una condición que no solo pudre las uvas antes de su maduración sino que, además, puede traer consigo la aparición de las plagas del viñedo.
Sin embargo y a pesar de esta problemática, rompamos una lanza. Es posible encontrar vino chino de calidad. Y no solo eso: aunque todavía hoy sus exportaciones suponen un porcentaje pequeño con respecto a su producción, no cabe duda. El gigante asiático se ha propuesto que disfrutemos de sus vinos.