Carlos Serres

El gusto a corcho en el vino

En muchas ocasiones, descorchar una botella puede estar acompañado de una sensación desagradable para el amante del vino. Nos referimos a esa desilusión que se siente cuando, al primer olfateo, podemos identificar a un mal compañero de viaje. Nos referimos al olor a corcho. Un mal pasajero de cualquier vino, que transforma por completo el aroma de un caldo, y no precisamente para bien. Algo poco habitual que, sin embargo, podemos encontrar al descorchar una botella de vino tinto.

Y decimos poco habitual porque el defecto del corcho solo sucede en un 4% del total de botellas del mundo. Un porcentaje pequeño si tenemos en cuenta el nivel de producción mundial.

Pero, por si nos vemos en la situación, sepamos qué es exactamente el gusto a corcho y cómo se produce.

¿POR QUÉ SE PRODUCE?

Para comprender por qué se produce el defecto del corcho, hemos de aprender un poco de química. O, más bien, descubrir un poco más sobre el Tricloroanisol. O, lo que es lo mismo, saber qué es el TCA. Una sustancia volátil producida por una degradación provocada por una serie de hongos, levaduras y bacterias que se generan en el corcho.

La aparición del TCA en un vino no se debe, únicamente, a una mala conservación de una botella. Está claro que es clave saber cómo almacenar el vino correctamente para evitarlo. Algo fundamental, ya que si guardamos nuestras botellas en un ambiente demasiado húmedo podemos provocar la aparición de esta sustancia.

Por qué se produce el TCA

Sin embargo, no todo se debe a la conservación. En ocasiones, el TCA aparece por otros motivos. Un mal estado de la madera de alcornoque con el que se elabora el corcho, un deficiente proceso de embotellado del vino o, incluso, por causa de la madera de roble de la barrica. Y sí: a pesar de su nombre, el defecto del corcho no tiene por qué estar forzosamente ligado a él.

El abanico de motivos es amplio, si bien es cierto que las bodegas cuidan con mimo no verse repercutidas por este defecto. Para ello, no solo revisan a conciencia sus instalaciones. También realizan controles químicos y micro biológicos a la madera con la que elaboran sus corchos. Porque, a pesar de parecer únicamente un accesorio, la importancia del corcho es innegable.

¿CÓMO RECONOCER EL GUSTO A CORCHO EN EL VINO?

La mejor manera de identificar el gusto a corcho en el vino pasa por afilar la nariz y prestar atención al caldo. No es necesario adentrarse en el arte de la cata de vinos para saber si una botella lo tiene. Basta con conocer, en realidad, esas pistas olfativas que nos estarán alertando de que el vino no es apto para el consumo.

El gusto a corcho se descubre rápido, incluso desde el mismo momento de abrir la botella. Reconocerlo es tan sencillo como encontrar en nuestro caldo aromas ajenos al vino. Nos referimos a perfumes que recuerdan a la humedad, a hongos o al cartón mojado. También puede rememorarnos la tierra o la madera húmedas. En resumen, el gusto a corcho nos traerá recuerdos de olores rancios.

Por qué se produce el gusto a corcho

Curiosamente, el defecto del corcho es más fácil de identificar la primera vez que olfateamos un vino que en sucesivos intentos. En caso de que no lo logremos en esta ocasión, tenemos más oportunidades. Y es que hay que saber que el defecto del corcho es más patente a medida que el caldo se expone al aire. De ahí que, aunque no lo percibamos de primeras, sí podremos localizarlo al terminar una copa.

Porque esa es otra. El gusto del corcho es más que patente en el sabor de un vino. De hecho y más allá de aromas, es donde realmente nos daremos cuenta de que nuestro caldo está estropeado. Si ya hemos probado ese vino antes, será más sencillo. Pero, de no ser así, también podemos saberlo a través de ciertas pautas. Por un lado, el vino con defecto de corcho tendrá un gusto amargo poco agradable en boca. Por otro, podremos encontrar todos esos matices que hemos mencionado antes y que se resumen en un solo calificativo: rancio.

De cumplirse estos aromas y sabores, es momento de enjuagar la boca con agua y descorchar otra botella.