Carlos Serres

Cómo hacer la carta de vinos de un restaurante

La carta de vinos de un restaurante es, en gran medida, un reflejo de su personalidad y de su imagen. Una auténtica apuesta por complementar una oferta gastronómica, sea del tipo que sea, de la mejor manera: con la compañía de una selección de caldos que redondeen y completen los sabores de los platos. La carta de vino es la manera perfecta de demostrar con nuestra selección la sensibilidad de nuestra identidad gastronómica.

Dada la importancia de esta carta en un restaurante, es de vital importancia que tenga el mismo peso que puede tener la de cocina.

Una manera de lograr una oferta coherente, a la altura de las necesidades de nuestros clientes partiendo de un punto importante: que menos es, en muchas ocasiones, más; y que, si bien nos gustaría tener una carta de vinos extensísima, en la gran mayoría de situaciones es mejor que simplemente esté bien elaborada así esto reduzca considerablemente la oferta.

Por estos motivos y porque los vinos de un restaurante suponen su auténtica carta de presentación antes de saborear sus fogones, tengamos en cuenta algunas consideraciones si nos planteamos cómo hacer la carta de vino.

INFORMACIÓN NECESARIA

Como punto de partida, es fundamental tener en cuenta que el amante del vino suele ser un alma experimentada y conocedora del mundo de los caldos.

Por este motivo, es importante que la carta de vinos refleje ciertos puntos que, si bien pueden estar de sobra para algunos clientes, siempre será bienvenidos en líneas generales.

Incluso cuando tengamos referencias más que conocidas, tendremos que acompañarlas del máximo de información posible: nombre de la bodega que los crea, tipo de crianza (para que nuestro cliente pueda comprender las diferencias entre Crianza, Reserva y Gran Reserva en cuanto a precio), la añada o, incluso, su Denominación de Origen como sello de calidad y de personalidad.

carta de vinos

Además de estas referencias básicas sobre cada tipo de vino, es interesante añadir en la carta notas como la variedad de uva con la que está elaborado cada vino, el tiempo de crianza o incluso algunos detalles sobre la ficha de cata.

Es, este último punto, una grata y gran ayuda sobre todo en restaurantes que carecen de sumiller. Y será gracias a esas pinceladas sobre sus notas y matices como podremos, incluso, hacer decantarse a un cliente experimentado por un tipo de vino u otro en función de su comanda de cocina; o simplemente guiar a un amante del vino más novato en la elección perfecta.

Por último, es interesante hacer un apartado para las recomendaciones de vino de la casa. Unas que podemos sugerir a la par que aquellos platos que sean más representativos de nuestra cocina, en lo que puede suponer un maridaje ideal digno de ser catado.

ESTRUCTURA ADECUADA DE UNA CARTA DE VINOS

La estructura suele respetar un orden casi sacro en el mundo de los caldos. Por un lado, se suele conservar un orden establecido en la presentación de los vinos comenzando por los blancos para terminar en los dulces (pasando, en orden, por rosados, tintos nacionales, tintos internacionales y cavas y Champagne).

Además, lo idóneo es que en cada categoría organicemos los vinos por orden alfabético, ya sea guiándonos de su Denominación de Origen o por el nombre de la bodega.

carta de vinos

Y, al contrario que las normas de cortesía, siempre presentaremos primero los vinos jóvenes para llegar sucesivamente a los Reservas.

UNA CARTA BASADA EN LOS PLATOS QUE SE ELABOREN EN COCINA

Dejamos para el final un aspecto que es de lógica y que, sin embargo, es muchas ocasiones pasa desapercibido a la hora de crear una carta de vinos para un restaurante.  No es otro que la consonancia; o, lo que es lo mismo, el hecho de que nuestra selección de caldos esté alineada con las características de nuestra cocina.

Si nuestros fogones están especializados en recetas de comida riojana, no cabe duda que los vinos de la Denominación de Origen Calificada Rioja han de tener un peso específico en la carta.

De la misma manera que si nuestro restaurante está en una zona vitivinícola determinada o de influencia, no podremos evitar añadir caldos de la tierra a nuestra oferta.

Carta de vinos

Y por último, un consejo: a pesar de que hayamos diseñado con mimo y cuidado nuestra propuesta, es importante guiarnos por el mejor de los críticos que no es otro que el cliente.

Uno que nos ayudará, sin saberlo, a saber cuáles son los errores y los aciertos de nuestra oferta (o, lo que es lo mismo, cuáles son los vinos con mayor rotación y los de menor consumo).

Una guía perfecta para que nuestra carta de vinos de restaurante termine siendo, con estos pequeños ajustes, lo que nuestra clientela demanda.