Como cada año, febrero trae consigo la cita por excelencia de los enamorados. Una celebración que, a pesar de que se cree, es una tradición mucho más antigua de lo que parece. Dejando la historia a un lado, no cabe duda de que San Valentín es un maravilloso motivo para hacer un paréntesis en nuestro día a día, y dedicarle todo nuestro tiempo a lo importante. Y no solo eso. No nos engañemos: el Día de los Enamorados es, también, una excusa fantástica para entregarse a los pequeños caprichos. Esos que se disfrutan entre dos, y en los que todos los sentidos están involucrados.
Parte de la tradición de San Valentín es, precisamente, entregarnos a los pequeños placeres. De ahí que, si somos rigurosos con el «manual del Día de los Enamorados» hay algunos elementos que no podemos pasar por alto. Para empezar, una atmósfera de intimidad. Para seguir, un detalle con el que recordemos a la otra persona lo que sentimos por ella. Y, para terminar, esos bocados o sorbos que ponen a la velada un sabor único.
Pues bien: tirando de manual, hay un regalo infalible para San Valentín. Uno capaz de crear ese ambiente único, de ser regalo y, también, de despertar el paladar. Una elección para acertar y hacer de un 14 de febrero uno simplemente inolvidable. ¿Cuál? Respuesta fácil: el vino.
RAZONES PARA REGALAR VINO EN SAN VALENTÍN
Quizás el vino no sea, a priori, uno de los primeros regalos que nos vienen a la cabeza cuando hablamos de San Valentín. Sin embargo, optar regalar vino el Día de los Enamorados tiene toda la lógica del mundo por muchos motivos. Y si a priori pensamos descartarlo por ser poco romántico, estamos seguros de que cambiarás de opinión. Para empezar por un motivo más que conocido: el vino es capaz de crear un ambiente único. El complemento perfecto para dar rienda suelta a la pasión.
Alegando a ese romanticismo imprescindible para regalar en San Valentín, bien puede decirse que hay pocas cosas que compartan tanto con el amor como el vino. Ambos son fruto del mimo y el cuidado, y necesitan tiempo para asentarse. Pero no es la única similitud. El vino, per sé, esconde pasión. La de quienes cuidan la uva, diseñan un sabor equilibrado o velan por el vino durante su estancia en barrica.
Dejando a un lado la pasión de quienes ponen su granito de arena en esa fórmula mágica que se esconde en una botella, hay más. Y es que el vino consigue enamorar. Solo los auténticos amantes de los caldos reconocen ese mariposeo que se siente en el estómago cuando se preparan para entregarse al arte de la cata de vinos que conocen, reconocen y quieren volver a disfrutar.
Y si todo este romanticismo es una razón de peso, pongámonos prácticos. Regalar vino en San Valentín puede cambiar por completo la experiencia de esa cena para dos que, sí o sí, hay que cumplir como parte del manual de la fecha. No nos referimos, únicamente, a que parte del disfrute de la noche puede consistir en saborear el vino en cuestión. Es que, incluso, puede ser clave para experimentar con sensaciones muy propias de una fecha como esta. Así que ¿por qué no disfrutar todavía más de esta velada arriesgándonos a hacer un maridaje de vino y chocolate?
NUESTRAS PROPUESTAS
Como siempre que hablamos de consejos para regalar vino, no existe una opción perfecta. En realidad, depende en gran medida de los gustos del destinatario de nuestra botella de vino.
Sin embargo y por tratarse de una fecha tan señalada como San Valentín, no podemos evitar hacer propuestas específicas. Unas que, sí o sí, supondrán acertar con el regalo más romántico del año.
Carlos Serres Rosé
Elaborado con uva Tempranillo y Garnacha, Carlos Serres Rosé 2019 es una fantástica elección para poner una nota de frescura a cualquier velada. De color rosa frambuesa, es un vino de intensidad media con un abanico de aromas para descubrir: frambuesa, recuerdos a violetas y tonos balsámicos.
En boca es fresco y muy frutado, con persistencia larga y agradable.
Carlos Serres Gran Reserva
Un vino sumamente apasionado. Más allá de su color rojo rubí intenso, su larga crianza le confieren unos aromas únicos en los que destacan las notas de fruta madura confitada y los toques especiados. Carlos Serres Gran Reserva es una apuesta elegante con un paso por boca aterciopelado.
Una elección apasionada, fresca y persistente para nuestra noche de San Valentín.
Onomástica Blanco Reserva
Una opción ideal para quienes celebren San Valentín entregándose al deleite de mariscos, pescados o ahumados. Carlos Serres Onomástica Blanco Reserva es un vino muy afrutado, equilibrado y de aromas frescos a manzana, piña y toques de flores blancas.
La elección ideal para amantes del vino blanco.