Carlos Serres

Qué hacer después de una helada en la viña

Estamos a las puertas de la primavera y, a pesar de ello, en los campos de viñedos se mantiene un ojo más pendiente que nunca del cielo. Este tiempo intermedio en el que el invierno se despide y llega el buen tiempo es crucial para el viñedo. Una época marcada por una inestabilidad meteorológica que, a pesar marcar en el termómetro unos grados de más durante el día, todavía provoca cierta desconfianza en el momento más comprometido: la noche.

Un lapso de tiempo en el que el mercurio todavía puede desplomarse, y traer consigo esas heladas tan poco amigas del viñedo en este momento. Y es que, en esta época del año, las heladas nocturnas pueden comprometer por completo una producción de vid.

Si hace unos días veíamos cómo afecta la nieve al viñedo, hoy queremos pasar revista a los efectos que las heladas pueden tener sobre la viña en esta época. Una en la que la poda de la vid está todavía reciente en los troncos del viñedo, y un exceso de frío puede provocar no solo un retraso considerable en el rebrotamiento de sus hojas sino, incluso, comprometer la vida de la planta.

Así pues, veamos cómo afectan las heladas al viñedo y, lo que es más importante, como paliarlas.

CONSECUENCIAS DE LAS HELADAS EN EL VIÑEDO

Para comprender el impacto que las heladas tardías tienen en el viñedo, nada como comprender en qué punto vegetativo se encuentran las plantas. Tras la poda de febrero, las vides comienzan a rebrotar y a llenar sus tallos de hojas. Un punto de partida para lo más importante: comenzar a crear el germen de esos racimos que, gracias a la acción del sol, acabarán siendo las deseadas uvas con las que se elaboran los distintos caldos.

Añadido a este aspecto, ese periodo de transición entre el invierno y la primavera se caracteriza por contar con días de buena temperatura. Días que calientan las plantas y que permiten al suelo caldearse, guardando incluso algunos grados de más con la llegada de la noche. Si es en días así cuando la temperatura nocturna se desploma, la planta sufrirá un auténtico choque térmico entre su temperatura almacenada y la exterior.

Consecuencias de las heladas tardías sobre el viñedo

Además de esto, el gran peligro de las heladas tardías de primavera es que aparecen en el momento en el que la vid ha retomado todas sus funciones vegetativas. Por esta razón son tan peligrosas. Una helada tardía puede provocar daño en las yemas que estén brotando o en los tallos jóvenes pero, también, un debilitamiento de la actividad de la planta o, incluso, la destrucción de las inflorescencias de las que brotarán las uvas.

Es tal el impacto que puede tener este tipo de helada sobre la vid que puede ser incluso mortal para la planta, ya que puede afectar a su capacidad de fotosíntesis bloqueándola en la absorción de cualquier nutriente.

CÓMO ACTUAR DESPUÉS DE UNA HELADA EN LA VIÑA

Por estas razones, las heladas tardías son el gran caballo de batalla para la viticultura. Y, lejos de no poder hacer nada después de una de ellas, la solución es actuar de manera rápida tras este descenso de temperaturas para ayudar a las plantas a reponerse en la medida de lo posible.

La primera labor que implica una helada tardía es el riego. Nuestro cultivo está atravesando una situación delicada, en gran medida porque ha sufrido un golpe de estrés y necesita de nuestra ayuda para volver a brotar. Para ello, tendrá que emplear unos niveles altísimos de energía que solo puede conseguir si elevamos sus reservas hídricas. De esta manera, la planta podrá adquirir los nutrientes que necesita para poder volver a rebrotar.

Cómo actuar después de una helada tardía en el viñedo

Sin embargo, no es la única tarea a llevar a cabo tras una helada tardía de primavera. Una vez pasado el frío, es imprescindible revisar rigurosamente las plantas para ver el estado de una de sus partes fundamentales: los pámpanos, esa amalgama de hojas que forman las de la vid antes de abrirse. Lo ideal es esperar entre una semana y diez días para poder realizar esta evaluación del impacto de la helada tardía sobre nuestro viñedo.

Una vez transcurrido ese tiempo, el estado de los pámpanos será el que marque nuestra actividad. Si se han helado por completo, tendremos que esperar a que caigan esperando a que brote de ellos una yema secundaria. Si la helada ha afectado a la parte superior del brote pero no a los racimos, dejaremos que la naturaleza siga su curso para ver si pueden llegar a buen puerto.En caso de que sí haya afectado al racimo, entonces no queda más remedio que cortar.

Por último, será necesario ayudar a los nuevos brotes a crecer con fuerza con algún producto rico en algas o aminoácidos. Las primeras tienen la capacidad de regenerar los tejidos vegetales, mientras que los segundos ayudan a la planta a mantener el calor.

Medidas, en suma, que no solo permitan que el viñedo continúe con su actividad sino que buscan, fundamentalmente, prolongar la vida de la planta a pesar del golpe de frío.