Carlos Serres

¿Debemos guiarnos por las puntuaciones y premios para escoger un vino?

Seguramente, al ir a comprar un vino, nos haya llamado la atención una botella que destaca en su etiquetado un premio o una distinción. Algo que, sin duda, diferencia a ese caldo entre todos los demás del lineal. Pero, de la misma manera que nos atrae semejante reconocimiento, en muchos amantes del vino se plantea la pregunta de hasta qué punto es un sello de calidad. O, incluso, hasta qué punto decantarnos por esa botella en  lugar de otra es clave para disfrutar de un vino simplemente único.

Está claro que las puntuaciones y premios que se le dan a un vino distinguen sus cualidades con respecto a los demás. Pero también es cierto que el disfrute del vino está sujeto a tantísimos aspectos de carácter personal que, a pesar de las distinciones, un caldo puede no gustarnos. Esto no significa que no entendamos de vino. Y no, no es cuestión de calidad. Esta se presume a partir del momento que cuenta con algún tipo de reconocimiento. Significa, simplemente, que por determinados motivos ese vino no encaja entre nuestros gustos.

Por eso, y si somos de los que busca referencias a la hora de comprar un vino, tengamos en cuenta algunos factores. Porque podemos guiarnos tanto por los ya consejos para elegir un vino, como por esas Apps gratuitas para escoger vino que nos ayudarán a hacerlo.

Pero, si decidimos hacerlo por los premios y puntuaciones, no está de más saber algo más sobre ellas.

FACTORES QUE PUEDEN AFECTAR A LAS PUNTUACIONES DE GUÍAS Y PREMIOS

Es importante entender que, tras la concesión de un premio o la puntuación en una guía, hay un equipo de profesionales, sí. Pero de profesionales humanos. O, lo que es lo mismo, personas con gustos personales específicos que, por más objetivos que sean, no dejan de influenciar su percepción de un determinado caldo. Unas preferencias e inclinaciones personales que, de alguna manera, pueden formar parte también de su juicio.

Catas de vinos para puntuaciones de guías y premios

Esto no quita que su conocimiento del mundo de los vinos sea extenso, y que su manera de catar esté libre en gran medida de cualquier connotación personal. Los integrantes de los jurados de los premios de vino son reputados entendidos en el mundo de los caldos. Una composición que oscila entre sumilleres, enólogos y periodistas especializados entre otros profesionales. Algo que, podríamos decir, equilibra en gran medida cualquier percepción personal.

Pero no es todo responsabilidad de los jurados. Porque, dado que el arte de la cata es un momento delicado, hay muchos otros aspectos ajenos que pueden influir en la resolución de los profesionales . Hablamos de aspectos tan rutinarios como la luz de la sala de cata, los ruidos o los olores que pueda haber en el espacio. Pero incluso hay más: el número de vinos que haya que catar, o las circunstancias personales de ese momento particular.

Un mundo de percepciones y estímulos que, queramos o no, pueden influir incluso inconscientemente en la valoración de un determinado caldo.

UTILIDAD DE LAS GUÍAS Y LOS PREMIOS DE VINOS

Comprendidos estos aspectos, ¿hasta qué punto las guías y premios de los vinos son orientativos a la hora de decantarse por un caldo  u otro? Pues, obviamente y dado el trabajo profesional que conllevan, lo son. Tanto las guías como los reconocimientos no dejan de estudiar y evaluar cualidades que distinguen un determinado vino. Unas que, gracias a estas distinciones, avalan que nos encontramos ante un caldo que reúne determinadas características. Uno que, de estar alineado con nuestros gustos, lógicamente nos cautivará.

Pero esto no quiere decir que los rankings de las guías o los premios sean la única guía que tenemos a la hora de comprar vino. Es más: lógicamente, fiarnos de ellas nos hará descubrir caldos que, incluso si no están en nuestro abanico de gustos, nos permitirán catar algo de máxima calidad. Una forma, también, de ampliar nuestro espectro de conocimientos en el mundo del vino.

Porque no nos engañemos. Más allá de saber los puntos de uno u otro caldo, la única forma real de poder juzgar un vino es catándolo. Descubriendo su personalidad, sus matices. Esas características que lo hacen digno de mención en una lista, o merecedor de un premio. La única manera real de saber si ese vino amerita, ¡o no!, estar en nuestra lista de los mejores.