Carlos Serres

Consejos para enfriar el vino

Especialmente con la llegada del verano, saber cómo enfriar el vino correctamente es una tarea obligatoria. Una manera de poder disfrutar del placer de saborear una copa y, además, ayudar a nuestro cuerpo a atemperar. Sin embargo, enfriar el vino no es tan sencillo como puede serlo en otras bebidas. Algo lógico si tenemos en cuenta que se trata de una bebida viva, sumamente delicada en lo que a sus equilibrios se refiere. Unos que conviene no romper para no alterar la auténtica personalidad de un determinado vino. Para poder saborear completamente la experiencia con la que se creó.

Por eso, y antes de entrar en detalle sobre cómo enfriar una botella de vino, es importante no perder de vista algo vital. Y es que es imprescindible conocer la temperatura recomendada para el servicio del vino. Una auténtica guía que nos permitirá poder disfrutar del contenido de una botella sin cambiar un ápice sus propiedades. Una modificación que, por desgracia, es sencilla de provocar. El vino no admite los cambios bruscos de temperatura, ya que estropean sus matices.

Por eso y antes de enfriar un vino de una forma incorrecta, veamos algunos consejos para que el exceso de frío no nos estropee el momento.

¿CÓMO ENFRIAR UNA BOTELLA DE VINO?

Por todo lo que acabamos de decir, está claro que enfriar el vino rápido es más lento de lo que puede ser en otras bebidas. Cada botella exigirá que ese enfriamiento sea un proceso gradual. La única manera de salvaguardar el sabor auténtico del caldo que queremos saborear.

Teniendo esto claro, veamos algunas de las maneras más comunes y estables para enfriar el vino. Eso sí: optemos por el método que optemos, no está de más tener a mano un termómetro. La mejor manera de velar porque el vino no se enfríe en exceso, ya que puede ser un enemigo del disfrute del caldo.

Enfriar el vino en cubitera con hielo

1. Una cubitera con hielo

El sistema más tradicional y, honestamente, el más efectivo. También es uno de los más métodos más rápidos, y no por eso estropea las cualidades del vino. El agua es un gran conductor del frío, de ahí que se siga utilizando la clásica cubitera para estas labores.

Si nos decantamos por este sistema, lo ideal es llenar una cubitera con agua fría y trozos de hielo. Tan solo será necesario introducir la botella durante un máximo de 15 minutos. El tiempo que necesita el caldo para atemperar y estar a la temperatura adecuada. Si ni siquiera disponemos de esos 15 minutos, podemos acelerar el proceso añadiendo sal al agua. En este caso, lo ideal es que la botella no esté sumergida más 10 de minutos.

2. Toalla húmeda

Quien dice toalla dice papel de cocina. Cualquiera de los dos puede ayudarnos a atemperar una botella de vino. Lo ideal es empaparla con agua lo más fría posible, y envolver la botella durante máximo 15 minutos. Un método perfecto para los despistes de última hora o las sorpresas. Decimos esto porque, sin duda, su efectividad no es tan alta como la clásica cubitera pero si puede ser un método resolutivo si nos encontramos, por ejemplo, sin hielo.

Enfriar el vino con uvas congeladas

3. Uvas congeladas

Una alternativa que, a diferencia de los dos métodos anteriores, exige planificación. Aunque es casi una moda reciente, incluir un par de uvas congeladas en la copa puede ser una manera perfecta de refrigerar un vino dotando a la copa de un componente estético. Bastará con tener, con previsión, uvas en el congelador. Es importante que, cuando las refrigeremos, procuremos que estén lo más ajenas posible a la atmósfera del resto del congelador. De esta manera, no añadiremos sabores extraños a la copa.

El uso de las uvas congeladas no altera el sabor del vino y, además, puede suponer un buen guiño para el bebedor de vino. Una manera de disfrutar, tanto a mitad de copa como al final, del sabor y textura de las uvas frías.

4. Cubitos de hielo de acero o silicona

Una práctica reciente y que, al igual que las uvas, requiere una congelación cuidadosa. Insistimos en que sean de acero o silicona porque, de esta manera, ni aportarán sabor ni agua indeseada a la copa. O, lo que es lo mismo, no cambiarán la percepción del vino.

Sabiendo que necesita su tiempo y su calma, ha quedado claro que el vino está reñido con las prisas. Por eso, lo ideal es que planifiquemos siempre con cierta antelación cómo lo vamos a enfriar previendo un método u otro. La mejor manera de que, incluso por sorpresa o con improvisación, podamos disfrutar de su sabor.

¿QUÉ NO DEBES HACER PARA ENFRIAR EL VINO?

Ahora que sabemos cómo enfriar el vino rápidamente, es importante saber qué no debemos hacer bajo ninguna circunstancia. Hacemos hincapié en este aspecto, porque utilizar cualquiera de estos métodos nos estropeará el disfrute de la copa. Ya sea porque altere el sabor o porque rompa los matices.

Sea como sea, estas prácticas que vamos a ver a continuación tenemos que desterrarlas de nuestra mente. La única manera de hacer que el vino sepa y huela a lo que tiene que saber y oler.

1. Meter la botella en el congelador

Aunque hay quienes reivindican en la actualidad que por unos minutos no pasa nada, tendremos que olvidarnos de hacerlo. El cambio brusco que supone para una botella pasar de una atmósfera templada a una congelada es en sí mismo un enemigo del vino así sea durante un mero minuto.

Si tenemos ante nosotros una botella de vino blanco o de vino espumoso, sí podremos meterla en la nevera durante unos minutos. Pero si se trata de un vino tinto, hay que buscar otro sistema para enfriarlo.

Errores a la hora de enfriar el vino

2. Añadir hielo a la copa

Una tendencia reciente, sobre todo entre los bebedores más jóvenes de vino. Una práctica que, aunque pueda parecer inocente, estropeará la experiencia de la copa. Por un lado, por ese cambio brusco de temperatura que mencionábamos antes. Por otro, porque el hielo aportará agua al caldo estropeando sus matices. Y, por último, porque el hielo suele contar con aportes de sabor propios del proceso de congelación.

Y ahora que saber cómo enfriar el vino rápidamente, ¿por qué sistema te decantas tú?