¿Existe un vino adecuado para cada época del año? Al igual que ocurre con el maridaje, lo cierto es que la elección de un vino depende del gusto de quien elija la botella. O, al menos, así debería ser. Sin embargo, existen algunas guías básicas para acertar con nuestra decisión de qué vino tomar durante los meses más calurosos del año.
Ya no sólo se trata de decantarnos por una botella que combine (o contrarreste) las altas temperaturas, sino de conocer las claves para poder disfrutar nuestro vino de la mejor forma posible y sacarle el máximo partido a cada copa. ¿Existirían, por tanto, una serie de pautas ⎯pautas sabias, útiles y, por encima de todo, frescas⎯ sobre cómo beber vino en verano? Nosotros creemos que sí, y hoy nos hemos propuesto descubrírtelas.
Vino y verano: una pareja perfecta
El conocer, realmente, cómo se toma el vino es una de las lecciones iniciáticas (tal vez poco después de aprender el mecanismo del sacacorchos) para cualquiera que quiera introducirse en este amplísimo universo. El maridaje, la forma de servir el vino, el clásico giro de la copa y el momento más esperado, el de la cata, son aprendizajes esenciales. Pero también lo es el saber elegir el vino más apropiado para cada ocasión. De ahí la pregunta que muchos apasionados de la enología se hacen cuando se acercan los meses de más calor del año: ¿cómo beber vino en verano?
La importancia de la temperatura
La temperatura a la que servimos el vino importa, y mucho. Recuerda que cuanto más caliente esté el vino, más aromático será, y que las bajas temperaturas suelen enmascarar los aromas y acentuar la acidez y los taninos de la bebida. Aunque ese es un capítulo que quizá merecería un artículo aparte, ya que para fijar la temperatura de servicio también es importante tener en cuenta el vino del que estemos hablando, su tipo de uva, características y las sensaciones que persigamos con la cata. Pero, volviendo a la temperatura adecuada del vino en verano, podemos establecer que para vinos blancos y rosados lo ideal sería 8°; si estamos ante un espumoso, entre 6-7°; en el caso de los dulces, finos y manzanillas, 4 o 5° sería lo más indicado; y, cuando queramos disfrutar de un tinto joven, podemos hacerlo a 14°, o a 16° con aquellos que tengan crianza. Pero, no olvidemos que en verano, lo más habitual es que el cuerpo nos pida bebidas frías.
¿Podemos permitirnos ser más permisivos incluso con los tintos y servirlos un par de grados por debajo de lo que normalmente haríamos? Sí, podemos, y siempre será mejor eso que caer en la tentación de añadirle un hielo.
Presta atención a la botella
El estado en el que llegue la botella a la mesa también es importante. Para que mantenga la temperatura correcta, de la que acabamos de confirmar su vital importancia, deberemos conservarla previamente (siempre que sea necesario, y lo será con vinos blancos, rosados y espumosos) en un frigorífico y, durante la comida, en una frappera o balde con hielo.
También hay que tener especial cuidado durante esta época del año en que las botellas no reciban directamente luz solar: una breve exposición podría alterar el sabor del vino, sobre todo en el caso de los espumosos, mucho más delicados y para los que se recomienda un rápido consumo una vez abierta la botella.
Cuidado con la copa
La copa también juega un papel a considerar para que el vino mantenga la temperatura adecuada durante nuestras comidas y cenas de verano. Por eso, las copas no deberán estar calientes cuando se sirva el vino, evitaremos llenarla demasiado para que éste no se caliente y evapore e intentaremos siempre sostener la copa por el tallo para que la temperatura de su contenido no suba por el calor que se desprende de nuestras manos.
Elige una graduación alcohólica baja
Durante los meses de verano, la mejor opción para llenar nuestras copas es hacerlo con aquellas botellas que cuentan con menos alcohol para así evitar la deshidratación. También se recomienda, especialmente en esta época del año, acompañar el vino con algo de agua entre copa y copa.
La acidez, otra gran aliada
La acidez es un elemento fundamental en la personalidad del vino, sobre todo en el caso de los blancos y rosados. Es, además, una apuesta segura para que nuestras copas sean más refrescantes en verano y una gran guía para el maridaje.
Qué vino escoger para tomar en verano
El acertar con las botellas que elegir para estos calurosos meses estivales puede ser tan sencillo como guiarte tan solo por tus gustos y preferencias en cada momento. Pero nosotros vamos a proponerte una pequeña selección de vinos ligeros y con un buen punto de acidez que te ayudarán a resolver definitivamente la duda de cómo beber vino en verano.
- Vino rosado Carlos Serres Tempranillo Viura Garnacha. Con variedades de uvas procedentes de Haro, en plena Rioja Alta, y una graduación de 13,5%, es un rosado perfecto para estos meses de calor.
- Vino blanco Carlos Serres Viura Tempranillo. Estamos ante un blanco intenso, de aroma afrutado y floral, y elaborado con una variedad autóctona, minoritaria y exclusiva de la DOCa Rioja. Un vino muy refrescante para el verano y que maridará a la perfección con aperitivos, pescados y quesos.
- Vino Carlos Serres Tempranillo Ecológico. Un tinto cuidado, sincero y comprometido con la sostenibilidad, ya que está elaborado con 100% Tempranillo procedente de viticultura ecológica.
- Vino espumoso Carlos Serres de Calidad Brut. Un espumoso en los momentos de más calor, siempre es una gran decisión. En este caso, se trata de un vino elaborado con un 47% Viura, 35% Chardonnay y 18% Tempranillo blanco, y es uno de los pocos espumosos que se trabajan en la zona.
Como ves, el vino adecuado puede ser un gran aliado durante el verano y maridar de la mejor y más refrescante forma posible con aperitivos, comidas y cenas durante los meses de más calor del año.