Nunca una disputa territorial tuvo un final tan distinto como la que mantuvieron hace muchos años por los riscos de Bilibio la localidad burgalesa de Miranda del Ebro y la riojana de Haro. Una falta de entendimiento histórica que, con los pasos de los años, ha dado forma a una fiesta muy singular: la Batalla del Vino de Haro.
El colofón festivo a la obligación anual de los habitantes de esta localidad de La Rioja de acudir a las citadas montañas para ver ondear el Pendón de su ciudad.
Una cita ineludible que les garantiza a los jarreños el dominio de la zona frente a los de Miranda de Ebro pero, también, contar con una fiesta que honra la tradición de la tierra de la única manera posible: con vino.
Fiesta de Interés Turístico Nacional
Sería un jarreño el que, hace muchos años, ayudó a un compañero de mesa a vencer sus sofocos vertiéndole vino sobre la cabeza. Así, sin quererlo y como parte de los festejos, dio pie a una tradición mucho más conocida: la Batalla del Vino. Una fiesta que no ha dejado de ganar adeptos y que, gracias a su exposición mundial, el 22 de marzo de 2011 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Esta tierra llena de vides, además de por su buen hacer vinícola, ha pasado a ser muy conocida por su bautismo de vino. Forma parte de las romerías que el pueblo de Haro dedica con devoción a su patrón y, desde aquel primer remojón del que sólo fueron testigos los vecinos de Haro y alguno de Miranda, la Batalla del Vino ha ido ganando importancia y peso.
De hecho, las cifras alcanzadas en 2015 evidencian la atracción que esta fiesta tiene para los turistas. El pasado año hubo más de 10.000 visitantes procedentes de cincuenta países distintos y, entre ellos, se arrojaron más de 130.000 litros de vino.
El lugar: los riscos de Bilibio
El encuentro se celebra cada 29 de junio, día de San Pedro, como parte de la Romería dedicada a este santo, y al patrón de la ciudad, San Felices de Bilibio. Y se adereza, cómo no, con los caldos propios de la zona para mitigar el calor habitual de esta época.
La finalidad de esta Batalla del Vino es disfrutar y divertirse con los caldos que tanto peso tienen en la vida y la cultura de Haro. Las normas son sencillas: manchar de vino al que se tiene al lado y, como dicen los habitantes de esta importante ciudad bodeguera, dejarlo más morado que el Pendón de Haro.
Para ello se aconseja llevar calzado cómodo y ropa a la que no se le tenga mucho aprecio. Y seguir sólo unas normas muy sencillas: vestir de blanco y con el pañuelo rojo típico de las fiestas, no dejar nunca de cantar y reír y, sobre todo, evitar que al vecino le quede algo de ropa limpia.
Un baño de vino, de Historia pero, sobre todo, de la tradición que empapa la tierra de Haro.
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