La última página del calendario se cae, dejando atrás un año más. Uno de vivencias, experiencias y, sobre todo, de buen vino. Doce meses en los que, con sus más y sus menos, hemos escrito una página más en nuestra vida. Es ahora, cuando termina este año, cuando toca hacer balance. Ese ejercicio de recordar lo vivido pero, sobre todo, de proponernos nuevas metas para esos nuevos doce meses que estamos a punto de inaugurar. Una manera, en realidad, de hacer un poco mejor nuestra existencia considerando cada nuevo año una nueva oportunidad.
De propósitos de año nuevo entendemos todos. Pero, cuando el dueño de esta lista de intenciones es un amante del vino, los objetivos que se fijan son sustancialmente distintos. Entre sus propósitos pueden estar los clásicos de cualquiera: disfrutar más del tiempo libre, hacer más ejercicio o cuidar mejor la alimentación en el día a día. Pero a esas voluntades generales se le suman otras que solo los apasionados de los caldos entienden.
Unos propósitos tan singular como lo es cada paladar, o cada amante del vino que existe. Si formas parte de este grupo de personas que sienten un hormigueo especial cuando se descorcha una botella, estos cinco propósitos para 2019 son para ti.
1. PROBAR VINOS NUEVOS
Una máxima, ¡casi vital!, para cualquier amante del vino que se precie. Probar vinos nuevos es una maravillosa manera de descubrir otras personalidades, y exponer a nuestro paladar a nuevas experiencias. Una manera, en realidad, de alimentar nuestro bagaje como catadores de vino.
Pero, cuidado. Cuando hablamos de probar vinos nuevos no nos referimos solo a los que aparecen en los medios, o en las guías. Está claro que catar este tipo de caldos es una maravillosa manera de conocerlos y, por tanto, de poder tener nuestra propia opinión al respecto. Pero, además de esos, nunca está de más jugárnosla a probar un vino del que lo desconocemos todo. Uno que, quizás, aparezca en alguna de esas apps para elegir un vino nutridas por las opiniones de otros amantes de los caldos; pero que quizás también, nunca encontraremos en una lista.
Una manera de crear nuestra propia opinión sobre una determinada etiqueta. Y, también, la única forma de descubrir otros caldos interesantes.
2. APRENDER A APRECIAR ESE VINO QUE NOS GUSTA
Tómate tu tiempo con cada copa. Plantéatela como un reto, como una oportunidad de descubrir a tu ritmo aquello que encierra. Los aromas, los perfumes, los matices. Todas esas cosas que quienes están formados en el arte de la cata de vinos conocen, y para las que puedes entrenar tus sentidos.
Y no tengas miedo de hacerlo. Describiendo con tus propias palabras los distintos aromas del vino. Compartiendo en voz alta los recuerdos e impresiones que cada sorbo puede despertar. El ingrediente fundamental para disfrutar del vino es experimentar. Y solo así lograremos, poco a poco, descubrir todos esos aspectos que podemos ver en la ficha de cata.
3. VISITAR UNA REGIÓN VINÍCOLA
Convertir una pasión en una manera de viajar es la clave que ha provocado que el enoturismo se haya consolidado como una realidad que gana adeptos, año tras año. Una forma de conocer una determinada región vinícola, viviendo la experiencia completa. O, lo que es lo mismo, disfrutando de su paisaje y su gastronomía tanto como de su ambiente o sus caldos.
Por eso, en nuestra lista de propósitos de año nuevo, no puede faltar viajar a esos lugares que son cuna y cama del vino. Una forma de descubrir in situ los colores del viñedo, sus labores o, simplemente, saborear una determinada tierra.
4. EMPEZAR UN DIARIO DE VINOS
Anotar experiencias, impresiones y momentos es una maravillosa manera de enriquecer nuestra cultura vinícola. Una forma de llevar un diario de a bordo que nos permita refrescar la memoria ante una determinada etiqueta o, incluso, llevar un recuento de aquellas referencias que hemos catado.
Y sí: la memoria es un elemento indispensable en nuestra cultura personal del vino. Así que nada como tener adecuadamente anotado todo lo que se nos ocurra.
5. SEGUIR DISFRUTANDO DEL VINO
Una auténtica máxima. Una filosofía de vida. Descorchar, oler y catar. Descubrir lo que una botella nos ofrece como lo que es: una experiencia única. Una expresión de la tierra en la que crecen las uvas que dan lugar a los caldos. Una manera de vivir, y de entender el vino como lo que es: uno de los compañeros más antiguos de la Humanidad.